- Es una de las conclusiones del Aula Profesional “Envejecimiento saludable”, que tuvo lugar ayer en Infarma
- Una esperanza de vida cada vez más alta requiere de programas y estrategias para aumentar la calidad de vida y la autonomía de las personas mayores
- El deporte se alza como uno de los pilares fundamentales para prevenir la discapacidad en personas frágiles
Barcelona, 22 de marzo de 2019.- Según un estudio de la Universidad de Washington (Seattle, EE.UU.), se prevé que en 2040 un total de 59 países tendrán una esperanza de vida superior a los 80 años y España se situará en la cumbre con una media de 85,5 años. Este envejecimiento de la población plantea un reto: mantener un buen estado físico y mental de las personas mayores para evitar la dependencia. Cómo mejorar la calidad de vida de las personas mayores y su autonomía es el tema que se ha abordado en el Aula Profesional “Envejecimiento saludable”, moderada por Núria Oliva, vocal de Salud Pública del COF de Barcelona.
Philippe Cestac, jefe del servicio del Centre Hospitalier de Toulouse (Francia), expuso que “es necesario pensar en acciones que puedan perennizarse para que sean eficaces” y esto solo puede hacerse “si los profesionales de salud trabajan conjuntamente”. En esta dirección, en el marco de la hospitalización de día, se está llevando a cabo en Francia una propuesta innovadora que está cambiando el actual modelo de farmacia y que se basa en las entrevistas farmacéuticas. Este modelo funciona como el de la consulta médica, en el que se dispone del espacio y tiempo necesarios para realizar una entrevista en la que se explica a los pacientes cómo tomar los medicamentos y qué pautas y hábitos saludables deben adoptar, entre otros aspectos. De este modo, se evita el mal uso de medicamentos. Además, añadió Cestac, “se incluye al farmacéutico en el recorrido de salud del paciente y esto es importante porque sus intervenciones son clave”. Se propone, también, una estrecha colaboración entre médicos y farmacéuticos para analizar las recetas y elaborar propuestas de intervención adaptada al paciente.
+AGIL, un programa pionero entre atención primaria y geriatría para revertir la fragilidad
Otra iniciativa puesta en marcha, en este caso en Barcelona, es el Programa de Atención Primaria y Geriatría Integradas con una visión Longitudinal (+AGIL), un programa pionero para revertir la fragilidad que se basa en la interrelación del trabajo en equipo entre atención primaria, geriatría y los recursos que ofrece la comunidad. El programa incluye la detección y la implementación de un plan de intervención en el que se establecen pautas de ejercicio físico, nutrición, autocuidado y control de la medicación siempre adaptado a las necesidades y preferencias del paciente. Se parte de una valoración geriátrica integral y el seguimiento por parte de la atención primaria y los recursos comunitarios.
Marco Inzitari, director asistencial de Investigación y Docencia del Parc Sanitari Pere Virgili, remarcó que, para la prevención, “la intervención más efectiva es el ejercicio físico, que es la poli píldora que lo previene todo. No sólo el ejercicio aeróbico, sino también ejercicios de resistencia y de equilibrio.” Este programa, además, pone énfasis en la necesidad de empoderar al paciente y motivarlo para que intervenga en la toma de decisiones y en la consecución de sus objetivos. En los 26 meses que lleva funcionando el programa han participado 250 personas y, según el experto, se han demostrado resultados significativos en la mejora de la velocidad de la marcha, el equilibrio y la fuerza muscular y, además, se han conseguido retirar medicamentos sin generar efectos secundarios.
Para favorecer un envejecimiento saludable, hay que incidir en las denominadas personas frágiles
Inzitari explicó que, para favorecer un envejecimiento saludable, hay que incidir en lo que se denominan personas frágiles, es decir, aquellas que son autónomas en la vida diaria, pero tienen indicadores de fragilidad evidentes, como caídas, marcha lenta o pérdidas de memoria y que, por tanto, corren el riesgo de sufrir una discapacidad. Este estado dinámico de riesgo que puede derivar en discapacidad y dependencia, una de las peores consecuencias del envejecimiento y que supone un alto coste para el Estado, puede revertirse si se interviene a tiempo. Si bien múltiples estudios han demostrado que la fragilidad de las personas mayores se relaciona con resultados negativos en la salud, trasladar la evidencia a la práctica cínica suele ser algo más complicado debido, entre otras cosas, a la falta de financiación.
Es una de las conclusiones del Aula Profesional “Envejecimiento saludable”, que tuvo lugar ayer en Infarma
Una esperanza de vida cada vez más alta requiere de programas y estrategias para aumentar la calidad de vida y la autonomía de las personas mayores
El deporte se alza como uno de los pilares fundamentales para prevenir la discapacidad en personas frágiles
Barcelona, 22 de marzo de 2019.- Según un estudio de la Universidad de Washington (Seattle, EE.UU.), se prevé que en 2040 un total de 59 países tendrán una esperanza de vida superior a los 80 años y España se situará en la cumbre con una media de 85,5 años. Este envejecimiento de la población plantea un reto: mantener un buen estado físico y mental de las personas mayores para evitar la dependencia. Cómo mejorar la calidad de vida de las personas mayores y su autonomía es el tema que se ha abordado en el Aula Profesional “Envejecimiento saludable”, moderada por Núria Oliva, vocal de Salud Pública del COF de Barcelona.
Philippe Cestac, jefe del servicio del Centre Hospitalier de Toulouse (Francia), expuso que “es necesario pensar en acciones que puedan perennizarse para que sean eficaces” y esto solo puede hacerse “si los profesionales de salud trabajan conjuntamente”. En esta dirección, en el marco de la hospitalización de día, se está llevando a cabo en Francia una propuesta innovadora que está cambiando el actual modelo de farmacia y que se basa en las entrevistas farmacéuticas. Este modelo funciona como el de la consulta médica, en el que se dispone del espacio y tiempo necesarios para realizar una entrevista en la que se explica a los pacientes cómo tomar los medicamentos y qué pautas y hábitos saludables deben adoptar, entre otros aspectos. De este modo, se evita el mal uso de medicamentos. Además, añadió Cestac, “se incluye al farmacéutico en el recorrido de salud del paciente y esto es importante porque sus intervenciones son clave”. Se propone, también, una estrecha colaboración entre médicos y farmacéuticos para analizar las recetas y elaborar propuestas de intervención adaptada al paciente.
+AGIL, un programa pionero entre atención primaria y geriatría para revertir la fragilidad
Otra iniciativa puesta en marcha, en este caso en Barcelona, es el Programa de Atención Primaria y Geriatría Integradas con una visión Longitudinal (+AGIL), un programa pionero para revertir la fragilidad que se basa en la interrelación del trabajo en equipo entre atención primaria, geriatría y los recursos que ofrece la comunidad. El programa incluye la detección y la implementación de un plan de intervención en el que se establecen pautas de ejercicio físico, nutrición, autocuidado y control de la medicación siempre adaptado a las necesidades y preferencias del paciente. Se parte de una valoración geriátrica integral y el seguimiento por parte de la atención primaria y los recursos comunitarios.
Marco Inzitari, director asistencial de Investigación y Docencia del Parc Sanitari Pere Virgili, remarcó que, para la prevención, “la intervención más efectiva es el ejercicio físico, que es la poli píldora que lo previene todo. No sólo el ejercicio aeróbico, sino también ejercicios de resistencia y de equilibrio.” Este programa, además, pone énfasis en la necesidad de empoderar al paciente y motivarlo para que intervenga en la toma de decisiones y en la consecución de sus objetivos. En los 26 meses que lleva funcionando el programa han participado 250 personas y, según el experto, se han demostrado resultados significativos en la mejora de la velocidad de la marcha, el equilibrio y la fuerza muscular y, además, se han conseguido retirar medicamentos sin generar efectos secundarios.
Para favorecer un envejecimiento saludable, hay que incidir en las denominadas personas frágiles
Inzitari explicó que, para favorecer un envejecimiento saludable, hay que incidir en lo que se denominan personas frágiles, es decir, aquellas que son autónomas en la vida diaria, pero tienen indicadores de fragilidad evidentes, como caídas, marcha lenta o pérdidas de memoria y que, por tanto, corren el riesgo de sufrir una discapacidad. Este estado dinámico de riesgo que puede derivar en discapacidad y dependencia, una de las peores consecuencias del envejecimiento y que supone un alto coste para el Estado, puede revertirse si se interviene a tiempo. Si bien múltiples estudios han demostrado que la fragilidad de las personas mayores se relaciona con resultados negativos en la salud, trasladar la evidencia a la práctica cínica suele ser algo más complicado debido, entre otras cosas, a la falta de financiación. COFB.ORG