- En tratamientos contra el dolor crónico, los especialistas proponen ir más allá de los medicamentos y abordar otros factores como la salud emocional del paciente
- El consumo de benzodiacepinas en España en el último año se sitúa en un 11%, según datos del Plan Nacional sobre Drogas. Respecto a los antidepresivos, uno de los principales aspectos a mejorar es el periodo de latencia
- El farmacéutico juega un papel clave en el asesoramiento al paciente para promover un seguimiento adecuado de los tratamientos
Barcelona, 26 de marzo de 2019.- Las cifras existentes apuntan que en España se ha producido un incremento del uso de analgésicos para tratar el dolor crónico, así como de benzodiacepinas en casos de ansiedad. En ambos casos, los especialistas avisan de los peligros de la sobreutilización de estos fármacos y, en el caso de los antidepresivos, subrayan la necesidad de de nuevas dianas terapéuticas . Este ha sido el foco de atención de dos de las Aulas Profesionales que se celebraron durante Infarma Barcelona 2019, el Congreso y Salón Europeo de Oficina de Farmacia.
La primera de ellas, moderada por Josep Aiguabella, presidente del COF de Lleida, fue a cargo de Elena Català, directora de la Unidad del Dolor del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y profesora asociada de anestesiología y dolor de la Universidad Autónoma de Barcelona, bajo el título de “Vivir con dolor crónico. Sobredosificación de los analgésicos”. En ella, Català explicó que “el tratamiento de pacientes con dolor crónico es muy difícil, ya que la complejidad de este tipo de patología no ayuda a establecer un tratamiento idóneo válido para cualquier persona. Además, el paciente acude al médico o farmacéutico con altas expectativas de que este dolor se alivie o desaparezca. Todo ello provoca que se instaure el tratamiento farmacológico como primer recurso. Y este es el primer paso hacia la sobreutilización de analgésicos”. “Alrededor del 20% de la población española vive con un dolor crónico, el cual persiste unos 7 años de media”, añadió.
“El tratamiento del dolor crónico tiene que ser multimodal”
Según la directora de la Unidad del Dolor del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, hay que buscar la respuesta más allá de los fármacos: “El dolor crónico afecta a muchas áreas del cerebro, no solo la sensorial. Es un proceso neurológico donde es crucial saber hasta qué punto el dolor afecta a la vida del paciente y la capacidad que este tiene para adaptarse a ello. Este factor emocional del dolor no se puede tratar con fármacos”.
A raíz de ello, Elena Catalá defendió que “el tratamiento del dolor crónico tiene que ser multimodal y abordar también la salud emocional del paciente. Tras ello, concluyó: “Aliviar el dolor no significa obligatoriamente no tener dolor, sino ayudar a convivir con él”.
Durante su ponencia, Elena Català alertó que el uso de analgésicos ha ido aumentando, y que, “si bien en el 67% de los casos responde a una recomendación de un médico, en casi un 30% es por autoprescripción del paciente”. “En España, hemos observado un importante incremento del uso de tramadol y paracetamol, pero también de un opioide como el fentanilo”, concretó. En este sentido, subrayó la importancia de que el consumo continuado de analgésicos esté avalado y controlado por un profesional médico que conozca al paciente y sus circunstancias personales.
Preocupación por el consumo abusivo de benzodiacepinas
El Aula Profesional “Benzodiacepinas y antidepresivos: una prescripción en aumento” moderada por Marta Amat, vocal del COF Barcelona, analizó las tendencias actuales en cuanto al uso de algunos fármacos utilizados para el abordaje de trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión.
La ponencia fue cargo de Rafael Maldonado, director del laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra, que se centró en dos puntos básicos: el consumo excesivo de benzodiacepinas y la necesidad de investigar nuevas dianas terapéuticas en antidepresivos.
Maldonado se mostró preocupado por las cifras que sitúan el consumo de benzodiacepinas en España en el último año en un 11%, según datos del Plan Nacional sobre Drogas, por detrás del alcohol, el tabaco y el cannabis. No obstante, estos datos no recogen la población mayor de 64 años, que son quiénes más consumen este tipo de fármacos y destacó como dato también a tener en cuenta que “el consumo diario es de un 5,9%”.
El especialista en neurofarmacología alertó sobre los riesgos que supone un consumo excesivo de benzodiacepinas, que puede provocar dependencia, mayor tolerancia y una reducción de la efectividad, así como un aumento de la aparición de otros efectos adversos como incoordinación motora, desinhibición o amnesia. “Solo se debe usar benzodiacepinas en casos severos de ansiedad que alteren la vida de la persona y hay que limitar el tiempo del tratamiento, presumiblemente que no sea más de un mes” recomendó.
Necesidad de nuevas dianas terapéuticas en antidepresivos
Respecto a los antidepresivos, Maldonado comentó que no existe un abuso como en el caso de las benzodiacepinas, pero es necesario investigar nuevas dianas terapéuticas para crear nuevos fármacos que sean más eficaces. Uno de los principales aspectos a mejorar es el periodo de latencia. “Cuando se empieza a tomar el fármaco el efecto antidepresivo tarda en ser efectivo entre 2 y 3 semanas, un periodo clave en un paciente depresivo que puede presentar riesgo de conducta suicida”, explicó
Otro de los puntos que abordó el director del laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra es el uso de la ketamina en el tratamiento de la depresión, sobre la cual advirtió de su peligro. “Sabemos que es una droga de abuso, sin embargo, se ha comprobado que puede ser muy efectiva en pacientes que han sido refractarios a todos los tratamientos anteriores. Debemos tener cuidado”.
Tanto Elena Català como Rafael Maldonado subrayaron la importante labor del farmacéutico, que a menudo suele conocer de forma más cercana a los usuarios de sus oficinas de farmacia, para asesorarles sobre un uso adecuado de estos fármacos e informales de los riesgos que conlleva un mal seguimiento del tratamiento.
En tratamientos contra el dolor crónico, los especialistas proponen ir más allá de los medicamentos y abordar otros factores como la salud emocional del paciente
El consumo de benzodiacepinas en España en el último año se sitúa en un 11%, según datos del Plan Nacional sobre Drogas. Respecto a los antidepresivos, uno de los principales aspectos a mejorar es el periodo de latencia
El farmacéutico juega un papel clave en el asesoramiento al paciente para promover un seguimiento adecuado de los tratamientos
Barcelona, 26 de marzo de 2019.- Las cifras existentes apuntan que en España se ha producido un incremento del uso de analgésicos para tratar el dolor crónico, así como de benzodiacepinas en casos de ansiedad. En ambos casos, los especialistas avisan de los peligros de la sobreutilización de estos fármacos y, en el caso de los antidepresivos, subrayan la necesidad de de nuevas dianas terapéuticas . Este ha sido el foco de atención de dos de las Aulas Profesionales que se celebraron durante Infarma Barcelona 2019, el Congreso y Salón Europeo de Oficina de Farmacia.
La primera de ellas, moderada por Josep Aiguabella, presidente del COF de Lleida, fue a cargo de Elena Català, directora de la Unidad del Dolor del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y profesora asociada de anestesiología y dolor de la Universidad Autónoma de Barcelona, bajo el título de “Vivir con dolor crónico. Sobredosificación de los analgésicos”. En ella, Català explicó que “el tratamiento de pacientes con dolor crónico es muy difícil, ya que la complejidad de este tipo de patología no ayuda a establecer un tratamiento idóneo válido para cualquier persona. Además, el paciente acude al médico o farmacéutico con altas expectativas de que este dolor se alivie o desaparezca. Todo ello provoca que se instaure el tratamiento farmacológico como primer recurso. Y este es el primer paso hacia la sobreutilización de analgésicos”. “Alrededor del 20% de la población española vive con un dolor crónico, el cual persiste unos 7 años de media”, añadió.
“El tratamiento del dolor crónico tiene que ser multimodal”
Según la directora de la Unidad del Dolor del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, hay que buscar la respuesta más allá de los fármacos: “El dolor crónico afecta a muchas áreas del cerebro, no solo la sensorial. Es un proceso neurológico donde es crucial saber hasta qué punto el dolor afecta a la vida del paciente y la capacidad que este tiene para adaptarse a ello. Este factor emocional del dolor no se puede tratar con fármacos”.
A raíz de ello, Elena Catalá defendió que “el tratamiento del dolor crónico tiene que ser multimodal y abordar también la salud emocional del paciente. Tras ello, concluyó: “Aliviar el dolor no significa obligatoriamente no tener dolor, sino ayudar a convivir con él”.
Durante su ponencia, Elena Català alertó que el uso de analgésicos ha ido aumentando, y que, “si bien en el 67% de los casos responde a una recomendación de un médico, en casi un 30% es por autoprescripción del paciente”. “En España, hemos observado un importante incremento del uso de tramadol y paracetamol, pero también de un opioide como el fentanilo”, concretó. En este sentido, subrayó la importancia de que el consumo continuado de analgésicos esté avalado y controlado por un profesional médico que conozca al paciente y sus circunstancias personales.
Preocupación por el consumo abusivo de benzodiacepinas
El Aula Profesional “Benzodiacepinas y antidepresivos: una prescripción en aumento” moderada por Marta Amat, vocal del COF Barcelona, analizó las tendencias actuales en cuanto al uso de algunos fármacos utilizados para el abordaje de trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión.
La ponencia fue cargo de Rafael Maldonado, director del laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra, que se centró en dos puntos básicos: el consumo excesivo de benzodiacepinas y la necesidad de investigar nuevas dianas terapéuticas en antidepresivos.
Maldonado se mostró preocupado por las cifras que sitúan el consumo de benzodiacepinas en España en el último año en un 11%, según datos del Plan Nacional sobre Drogas, por detrás del alcohol, el tabaco y el cannabis. No obstante, estos datos no recogen la población mayor de 64 años, que son quiénes más consumen este tipo de fármacos y destacó como dato también a tener en cuenta que “el consumo diario es de un 5,9%”.
El especialista en neurofarmacología alertó sobre los riesgos que supone un consumo excesivo de benzodiacepinas, que puede provocar dependencia, mayor tolerancia y una reducción de la efectividad, así como un aumento de la aparición de otros efectos adversos como incoordinación motora, desinhibición o amnesia. “Solo se debe usar benzodiacepinas en casos severos de ansiedad que alteren la vida de la persona y hay que limitar el tiempo del tratamiento, presumiblemente que no sea más de un mes” recomendó.
Necesidad de nuevas dianas terapéuticas en antidepresivos
Respecto a los antidepresivos, Maldonado comentó que no existe un abuso como en el caso de las benzodiacepinas, pero es necesario investigar nuevas dianas terapéuticas para crear nuevos fármacos que sean más eficaces. Uno de los principales aspectos a mejorar es el periodo de latencia. “Cuando se empieza a tomar el fármaco el efecto antidepresivo tarda en ser efectivo entre 2 y 3 semanas, un periodo clave en un paciente depresivo que puede presentar riesgo de conducta suicida”, explicó
Otro de los puntos que abordó el director del laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra es el uso de la ketamina en el tratamiento de la depresión, sobre la cual advirtió de su peligro. “Sabemos que es una droga de abuso, sin embargo, se ha comprobado que puede ser muy efectiva en pacientes que han sido refractarios a todos los tratamientos anteriores. Debemos tener cuidado”.
Tanto Elena Català como Rafael Maldonado subrayaron la importante labor del farmacéutico, que a menudo suele conocer de forma más cercana a los usuarios de sus oficinas de farmacia, para asesorarles sobre un uso adecuado de estos fármacos e informales de los riesgos que conlleva un mal seguimiento del tratamiento. COFB.ORG