Jordi de Dalmases, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona y del Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Catalunya.
"Tanto en el caso del cáncer de colon y de VIH como en riesgo cardiovascular hemos demostrado que nuestra intervención es eficiente".
La diferencia entre detectar precozmente un cáncer de colon, una infección por VIH o un riesgo cardiovascular alto, y no hacerlo puede ser abismal. Abismal para el paciente, la familia y el sistema sanitario. Tan abismal que sería una irresponsabilidad por parte de todos los que nos consideramos corresponsables de la salud de la población no avanzar hacia una sanidad cada vez más dirigida a la prevención. Con esta convicción estamos trabajando tanto desde Cataluña como desde otros muchos rincones del Estado.
En nuestro caso, las diferentes experiencias que hemos llevado a cabo hasta el momento nos han servido para demostrar nuestro valor como profesionales sanitarios a la hora de mejorar resultados de salud. Tanto en el caso del cáncer de colon y VIH como en riesgo cardiovascular hemos demostrado que nuestra intervención es eficiente. Los dos primeros proyectos pasaron de ser pruebas piloto a ser servicios concertados con la administración. El último se pilotó por primera vez con una aseguradora privada, Mútua General de Catalunya, y los resultados han permitido que se esté trabajando ya en la ampliación del servicio para que pueda ofrecerse desde todas las farmacias de Barcelona que estén preparadas para ello.
Hay otros proyectos en camino, actualmente estamos en fase de prepilotado de un programa para realizar el seguimiento de pacientes crónicos complejos derivados por el médico en la farmacia. Para ello utilizaremos una herramienta con la que llevamos más de 10 años trabajando por propia iniciativa: sistemas personalizados de dosificación. Pero más allá, será fundamental la comunicación que establezcamos entre profesionales sanitarios, médicos y farmacéuticos, con el objetivo de velar por un paciente que siempre es común.
LA EVOLUCIÓN HACIA LA ASISTENCIAL
Con la Declaración Córdoba hemos marcado el norte en la brújula de la profesión. Trabajamos con la imagen en mente de una farmacia planificada, integrada y asistencial. Ahora nos toca utilizar la mejor metodología posible para demostrar nuestra eficiencia.
Desde el Consejo de COF de Cataluña hemos editado recientemente un documento en el que recogíamos de forma muy esquemática una serie de pasos necesarios para la implementación de un nuevo servicio: en primer lugar, detectar una necesidad. A continuación buscar el valor añadido que podemos aportar. Definir objetivos. Planificar actividades. Definir competencias haciendo inventario de recursos humanos, materiales y económicos. Llevar a cabo formación específica -autorización, acreditación, adhesión-. Establecer sistemas de registro y análisis. Poner en marcha una prueba piloto. Evaluar el servicio, desde el punto de vista de la factibilidad, efectividad y eficiencia. Y, finalmente, implantarlo, ya sea concertado con el sistema público -en Cataluña, además de los servicios mencionados anteriormente contamos con el programa de mantenimiento con metadona-, con mutuas privadas o con usuarios como los que optan por solicitar, por ejemplo, el seguimiento con SPD o el servicio de deshabituación tabáquica.
No podemos dejar de dar pasos, de abrir frentes en los que demostrar hasta qué punto podemos marcar la diferencia para el paciente, su familia y el sistema sanitario. Al final de todo este proceso en el que estamos trabajando para consolidar un rol cada vez más amplio, más asistencial y con mayor valor también para la sociedad, debemos conseguir que los sistemas autonómicos de salud se comprometan con este cambio de paradigma en el cual la gestión de nuestro conocimiento sea en gran medida la respuesta a la que será de nuestro futuro. De esta forma, seremos imparables.
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(versión castellana)
La diferencia entre detectar precozmente un cáncer de colon, una infección por VIH o un riesgo cardiovascular alto, y no hacerlo puede ser abismal. Abismal para el paciente, para la familia y para el sistema sanitario. Tan abismal que sería una irresponsabilidad por parte de todos los que nos consideremos corresponsables de la salud de la población no avanzar hacia una sanidad cada vez más dirigida a la prevención. Con esta convicción estamos trabajando tanto desde Cataluña como desde muchos otros racones del Estado.
En nuestro caso, las diferentes experiencias que hemos llevado a cabo hasta el momento nos han servido para demostrar nuestro valor como profesionales sanitarios a la hora de mejorar resultados de salud. Tanto en el caso del cáncer de colon y VIH como en riesgo cardiovascular hemos demostrado que nuestra intervención es eficiente. Los dos primeros proyectos pasaron de ser pruebas piloto a ser servicios concertados con la administración. El último se pilotó por primera vez con una aseguradora privada, Mutua General de Cataluña, y los resultados han permitido que se esté trabajando ya en la ampliación del servicio para que pueda ofrecerse desde todas las farmacias de Barcelona que estén preparadas para hacerlo.
Hay otros proyectos en camino, actualmente estamos en fase de prepilotaje de un programa para realizar el seguimiento de pacientes crónicos complejos derivados por el médico en la farmacia. Para ello utilizaremos una herramienta con la que llevamos más de 10 años trabajando por iniciativa propia: sistemas personalizados de dosificación. Pero más allá, será fundamental la comunicación que establezcamos entre profesionales sanitarios, médicos y farmacéuticos, con el objetivo de velar por un paciente que siempre es común.
LA EVOLUCIÓN HACIA LO ASISTENCIAL
Con la Declaración Córdoba hemos marcado el norte en la brújula de la profesión. Trabajamos con la imagen en mente de una farmacia planificada, integrada y asistencial. Ahora nos toca utilizar la mejor de las metodologías posibles para demostrar nuestra eficiencia.
Desde el Consejo de COF de Cataluña editamos recientemente un documento en el que recogíamos de forma muy esquemática una serie de pasos necesarios para la implementación de un nuevo servicio: en primer lugar, detectar una necesidad. A continuación buscar el valor añadido que podemos aportar. Definir objetivos. Planificar actividades. Definir competencias, haciendo inventario de recursos humanos, materiales y económicos. Llevar a cabo formación específica -autorización, acreditación, adhesión-. Establecer sistemas de registro y análisis. Poner en marcha una prueba piloto. Evaluar el servicio, desde el punto de vista de la factibilidad, efectividad y eficiencia. Y, por último, implantarlo, ya sea concertado con el sistema público -en Cataluña, además de los servicios mencionados anteriormente contamos con el programa de mantenimiento con metadona-, con mutuas privadas o con usuarios como los que optan por solicitar, por ejemplo, el seguimiento con SPD o el servicio de deshabituación tabáquica.
No podemos parar de dar pasos, de abrir frentes en los que demostrar hasta qué punto podemos marcar la diferencia para el paciente, su familia y el sistema sanitario. Al final de todo este proceso en el que estamos trabajando para consolidar un rol cada vez más amplio, más asistencial y con más valor también para la sociedad, debemos conseguir que los sistemas autonómicos de salud se comprometan con este cambio de paradigma en el que la gestión de nuestro conocimiento sea en gran parte la respuesta a lo que será de nuestro futuro. De este modo, seremos imparables.
[Artículo publicado en Correo Farmacéutico, sección TRIBUNA (Semana 20 – 24 de abril de 2015)]