El pasado 17 de junio tuvo lugar, en formato webinar, una nueva edición de las tertulias de actualidad bajo el título "Dormir bien, alimentarse mejor para ser más feliz". Con el patrocinio de Laboratorio PiLeJe, contó con las intervenciones del doctor Eduard Estivill, neurofisiólogo, especialista europeo en medicina del sueño y director de la Fundación Estivill Sueño, y la catedrática de Nutrición y Bromatología, María Izquierdo, directora del Departamento de Nutrición, Ciencias de la Alimentación y Gastronomía de la Universidad de Barcelona. La sesión fue moderada por Anna Bach-Faig, vocal de Alimentación y Nutrición del COFB.
Entre otros aspectos relacionados con el sueño, la charla abordó la relación entre el hecho de dormir poco con la tendencia a la obesidad y otras enfermedades crónicas, los factores que pueden provocarlo, y cómo pueden influir en ellos los cambios en los patrones alimenticios.
El sueño como reparador físico e intelectual
El doctor Estivill hizo un repaso a diferentes aspectos a tener en cuenta en la calidad del sueño. El sueño tiene una función de reparación física e intelectual y es lo que hace que estemos bien durante el día. Remarcó que debemos dormir las horas necesarias de manera regular, pero reconoció que “los horarios y organización social que tenemos hacen que vayamos cortos de sueño”, ya que “en España, de media, se duermen 40 minutos menos que en el resto de países europeos, lo que comporta un menor rendimiento en el trabajo”.
Ya entrando en el funcionamiento de nuestro sueño, explicó que el hecho de dormir y estar despiertos son dos funciones complementarias y que les ritmos circadiarios, controlados desde el cerebro, inciden en ellas. Cuando nos referimos a estos ritmos que el cuerpo va repitiendo, hablemos de la cronobiología y este ámbito, según Estivill “es el futuro de la medicina del sueño”, añadiendo que “estos ritmos también están presentes en nuestra alimentación”.

A continuación, el neurofisiólogo, quiso centrarse en la realidad más inmediata provocada por la COVID-19 y cómo nos ha afectado en el sueño. Si normalmente hay entre un 10 y un 20% de gente que duerme mal, "este porcentaje se ha incrementado en tiempo de pandemia hasta un 30%". Un aumento provocado por la tensión y la ansiedad acumulada durante el día, a los que se sumó la incertidumbre situación provocada por la crisis sanitaria. Para evitar situaciones de angustia que alteren nuestro sueño, especialmente en este período, Estivill recomendó “huir del exceso de información con una dieta informativa limitada por las mañanas y mantener rutinas diarias tanto a nivel de comidas como de nuestras tareas habituales”. Para finalizar su charla, recordó que el sueño debe prepararse, insistiendo en la importancia de establecer unos horarios de comida y de hacer ejercicios de forma regular dos horas antes de acostarse. También advirtió que debemos evitar cualquiera tecnología que dé luz (tabletas, móviles, etc.) porque que esta luz detiene la secreción de melatonina. En este sentido, con la aparición de productos que incorporan melatonina, destacó es muy importante el consejo farmacéutico para un uso adecuado de éstos.
El impacto del sueño en las enfermedades relacionadas con la alimentación
La catedrática María Izquierdo inició su presentación señalando que cada vez está más establecido que “la duración y la calidad de lo que dormimos tiene un impacto muy importante sobre nuestra salud y en concreto sobre enfermedades relacionadas con la alimentación como la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico o el sobrepeso y la obesidad”, y recordó que si dormimos menos de lo que necesitamos – o demasiado-, esto tiene un efecto negativo sobre nuestro peso corporal.

En cuanto a los factores que nos afectan a la hora de dormir, Izquierdo explicó que durante miles de años nos hemos regido por un tiempo externo (luz, oscuridad…) y un tiempo interno que se habían adaptado perfectamente. Hoy en día se ha incorporado un factor que nos afecta en este ámbito que es el “tiempo social“, marcado por nuestros horarios laborales y cotidianos, que ha hecho que se genere una “cronodisrupción” entre el tiempo interno y externo, que acaba afectando a nuestro organismo. “Cómo mayor es el desajuste, mayores pueden ser nuestros problemas“, y advirtió que si dormimos poco, comemos más, y que, por tanto, una restricción del sueño, aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad.
Para concluir, María Izquierdo, centró la parte final de su exposición en los hábitos alimenticios que pueden ayudar a dormir mejor. Aconsejó evitar la cafeína especialmente a partir de la hora de comer, reducir o evitar el alcohol especialmente antes de acostarse, y cena ligeramente unas dos horas antes de acostarse. En definitiva, recomendó mantener un horario regular de comidas para un mejor funcionamiento de nuestro reloj biológico y seguir un patrón dietético como el mediterráneo que favorecerá la calidad del sueño.
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