"El clásico concepto de 'dieta adecuada' se está sustituyendo por el de 'nutrición óptima", nos comenta Anna Bach i Faig, vocal de Alimentación y Nutrición del COFB. Desde esta Vocalía, Andreu Prados Bo y Míriam Martínez nos han resumido las últimas evidencias científicas en nutrición presentadas en el Congreso Internacional de Nutrición celebrado en Granada, destacando las relaciones entre distintos nutrientes y los estados de salud y enfermedad.
Componentes bioactivos
Los componentes bioactivos se encuentran en pequeñas cantidades en productos de origen vegetal y en alimentos ricos en lípidos y se ha demostrado que inducen efectos metabólicos derivados de su actividad biológica, constatada en modelos de laboratorio y asociada a efectos beneficiosos sobre la salud humana . Un ejemplo son los ácidos grasos omega-3, con reconocido efecto hipolipemiante y reductor de la inflamación y la incidencia de eventos cardíacos. Las últimas evidencias los hacen recomendables especialmente en pacientes diabéticos, pues estudios en ratones han demostrado un posible efecto sinérgico con fármacos antidiabéticos (tiazolidindiones), con una disminución de la resistencia a la insulina (Kopecky).
De lo contrario, es importante garantizar el equilibrio en la ingesta alimentaria de ácidos grasos omega-3/omega-6, ya que una ingesta elevada de ácido linoleico (omega-6) se ha asociado a un mayor riesgo de enfermedades alérgicas y otros trastornos inflamatorios.
“Mientras la ciencia avanza, es necesario velar por la protección de la población ante la mercantilización de los últimos avances. Se recomienda que los profesionales de la salud apliquen sus conocimientos y sentido común para garantizar una alimentación equilibrada, variada, suficiente y segura como pilar fundamental de un óptimo estado de salud”. Anna Bach i Faig, vocal de Alimentación y Nutrición del COFB
Alimentos funcionales
Por otra parte, el clásico concepto de “dieta adecuada” se está sustituyendo por el de “nutrición óptima”, contexto en el que los alimentos funcionales presentan un interés creciente en la relación nutrición-inmunidad (inmunonutrición), puesto que se ha demostrado la modulación que ejercen sobre el sistema inmunológico, así como trastornos infecciosos e inflamatorios. Los componentes aptos para su inclusión en un alimento funcional son los probióticos y prebióticos, algunos aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas y minerales (hierro, cobre, zinc), entre otros. Estos pueden utilizarse como complementos nutricionales, así como coadyuvantes eficaces del tratamiento farmacológico de aquellas enfermedades relacionadas con la nutrición y el sistema inmunitario.
En el workshop sobre inflamación de bajo grado organizado por elInternational Life Sciences Institute (ILSI) se trató la importancia de los biomarcadores inmunológicos y su modulación a través de la dieta. Por ejemplo, los polifenoles pueden actuar como moduladores de la respuesta inmunitaria en el envejecimiento, con mejoría en pacientes con desórdenes alérgicos crónicos (Jirillo et al). En el artículo de la revista Circular del COFB "Inmunonutrición: una materia transversal y emergente" -ver revista– se presenta la relevancia de la inmunonutrición en la evaluación del estado nutricional y cómo se puede implicar al farmacéutico en esta área emergente y cada vez con mayor potencial para conseguir una longevidad saludable.
Nutrigenómica
La nutrigenómica es la ciencia que permite saber cómo reaccionan nuestros genes en función de los nutrientes que ingerimos, sobre todo como herramienta de futuro en la lucha contra la obesidad. El planteamiento es ir hacia una dieta personalizada en la prevención de las enfermedades crónicas, pues lo que es un buen consejo dietético para una persona puede no serlo para otra. El camino descrito pretende pasar por el consejo personalizado en base a los hábitos dietéticos individuales, siguiendo las características morfológicas individuales (parámetros antropométricos, biomarcadores en sangre) para llegar a aconsejar en función de las características genéticas individuales.