Después de dos años de paréntesis por la pandemia, el Día del Farmacéutico volvió para homenajear a los profesionales que cumplían 25 y 50 años como colegiados y colegiadas, en dos jornadas que agruparon las promociones de 2020, 2021 y 2022.

El Hospital de Sant Pau, el 15 de septiembre, albergó la celebración de quienes celebraban los 25 años de colegiación, mientras que el 19 de octubre, un mes después, el Palacio de la Música Catalana fue testigo de los que cumplían 50. Durante los dos actos no faltaron los discursos, el reencuentro de los profesionales y la entrega de insignias a los compañeros/as.
25 años de colegiación en el Hospital de Sant Pau
En el marco de la celebración por los 25 años, las tres promociones se reencontraron en los jardines del recinto modernista del Hospital de Sant Pau. El presidente del COFB, Jordi Casas, les dio la bienvenida: “Teníamos muchas ganas de reencontrarnos y compartir este cuarto de siglo de trayectoria profesional. Durante este tiempo, hemos vivido importantes cambios y avances, y hemos demostrado que somos agentes de salud clave en el engranaje del sistema sanitario, donde el paciente siempre ha estado y estará en el centro de nuestras actuaciones”.

Tres de los farmacéuticos presentes, Dolors Borràs, de la promoción de 2020, Jaume Guillén, de 2021 y Montse Iracheta, de 2022, nos han compartido la suya trayectoria en el mundo de la farmacia, así como sus sentimientos, experiencias y reflexiones sobre la profesión que les ha marcado la vida.
“La cóvido nos ha llevado a que nos valoren otros compañeros de profesión sanitaria“
“He entendido, con los años, que la farmacia no es sólo dispensar o vender. La clave es entender qué le sucede a cada paciente, y mi obsesión es descubrirlo. Ésta ha sido de las experiencias más relevantes de mi vida: darme cuenta realmente de cuál es la profesión farmacéutica”, proclama Jaume Guillén. Dolors Borràs, por su parte, destaca también "el trato con la gente e intentar ayudar" como en la esencia de su vocación, desde que de pequeña aprendió el oficio “con mi padre, en una farmacia muy barrio”.

Un oficio que, según Montse Iracheta, ha sufrido "un punto de inflexión", a raíz de la pandemia. "La covid fue una desgracia, pero nos ha llevado a que nos valoren otros compañeros de profesión sanitaria", y destaca que la farmacia debe considerarse como “uno establecimiento sanitario que, por tanto, requiere conocimientos, aprendizaje y seguimiento“.
"Nos hemos formado muchísimo y eso nos abre nuevos campos de entender la profesión"
Los tres profesionales concuerdan que los cambios en el mundo de la farmacia se han incrementado mucho durante las últimas décadas. Guillén afirma que cuando entró “teníamos una farmacia básicamente dispensadora y ahora proporcionamos varios servicios de salud; pasamos consultas, asesoramos, cuidamos de nuestros pacientes de una manera muy diferente a lo que hacíamos al inicio. La visión cambia. Evolucionamos, nos hemos formado muchísimo y esto nos abre nuevos campos de entender la profesión y trabajarla de forma muy diferente”.

Iracheta destaca esta formación como elemento clave en su carrera, puesto que le ha proporcionado “un aprendizaje continuado, así como poder conocer a mucha gente; desde el primer momento me apunté a muchas cosas y esto me ha hecho aprender y no quedarme sólo con lo que estudias en el grado. La accesibilidad durante estos 25 años en la formación ha estado muy bien“. Borràs por su parte destaca que “la evolución de la farmacia ha sido muy grande“.
"Lo que yo quiero sería ir hacia una farmacia más asistencial"
Guillén apunta que “yo siempre he defendido que el presente y el futuro de la profesión pasará por los servicios de salud. La farmacia debe convertirnos en un hub de salud, donde el paciente no sólo vendrá a buscar su medicación, sino que cuidaremos de su bienestar. Es la mejor herramienta para empoderarnos”.

Sobre el futuro de la profesión, Iracheta lo tiene claro: "lo que yo quiero sería ir hacia una farmacia más asistencial". Borràs reconoce que con tantos cambios, el futuro es imprevisible, pero aun así, "siempre estamos a la expectativa, con ilusión, y deseado que continúe todo bien".
Las tres promociones que han celebrado los 25 años de colegiación, en imágenes



50 años de colegiación en el Palau de la Música Catalana
El Palau de la Música Catalana acogió la segunda parte de la Diada del Farmacéutico, con el homenaje y entrega de insignias a los compañeros/as de las promociones de 2020, 2021 y 2022 que celebraron 50 de colegiación. “Han sido precursores de la farmacia actual, impulsores del cambio y testigos de su evolución. Por supuesto, la profesión farmacéutica que se encuentran las actuales generaciones es gracias al legado que ha dejado ustedes durante los 50 años de ejercicio”, manifestó el presidente del COFB, Jordi Casas, durante su discurso inicial; en el que también aprovechó para destacar “la integración en el sistema de salud, la coordinación entre niveles asistenciales y la digitalización e innovación del sector”, como tres grandes objetivos estratégicos hacia los que debe seguir avanzando el mundo de la farmacia.

Dos de los compañeros/as colegiados, Rosa Guix, de la promoción de 2022, y Josep Boatella, de la de 2021, nos cuentan su experiencia durante este medio siglo de profesión.
“El contacto con la gente en el mostrador me dio la vida. Ayudar me llenaba mucho”
Rosa Guix proviene de familia de farmacéuticos, “mis padres lo eran, el apellido Mestre viene de 1610 y ha ido pasando de padres a hijos“. Cuenta que se inició en la profesión muy joven, con 21 años. Su madre se marchó a una farmacia que tenían en Moncada, y “yo me encontré delante de un mostrador como dentro de una plaza de toros, porque antes no se hacían prácticas; fue un poco duro, pero lo cogí con mucho empuje, con mucho gusto, con mucha ilusión”. De la profesión destaca “el contacto con la gente, que a mí me dio vida. Actualmente, todavía me encuentro con amigas en la farmacia, que pasé a mi hija, y hacemos charlas largas y cafés. A mí el aspecto humano, el aspecto de ayudar, me llenaba mucho”.

Josep Boatella, por su parte, ha dedicado su carrera a la docencia, llegando a ser decano de la Facultad de Farmacia. "Todos los que están aquí han pasado por las clases, y cuando voy a la farmacia, a muchas me conocen", explica. Por lo que respecta a la evolución de los estudios, Boatella cree que “antes la formación del farmacéutico era mucho más sencilla que la de ahora. Hoy es mucho más difícil la carrera. Yo no sé si la superaría” comenta entre risas. Otra de las diferencias que ha detectado es “que hubo una época en la que la mayoría de estudiantes, eran hijos o familiares de farmacéuticos, y ahora ya no es así. Aparte, se abrió mucho el campo: ahora está todo el tema de la farmacia hospitalaria, la docencia… Más salidas”.
“En la facultad si me preguntaban si me sentía más profesor o farmacéutico, yo respondía 'farmacéutico‘”
Por lo que respecta al reconocimiento por parte del Col·legi, ambos colegiados lo viven "con mucha ilusión". Yeso porque le evoca a su familia: “recuerdo a mi madre en la época de las Olimpiadas, subida allá arriba en un entarimado, en Montjuïc, y pensé: oh, 50 años… ¡Yo no llegaré! Qué gozo, qué honor!”

Boatella confiesa que “me genera ilusión y cierta nostalgia… Porque veo que han pasado muchos años. En la facultad yo siempre preguntaba a mis compañeros, ¿tú qué te sientes más profesor o farmacéutico? La mayoría me llamaban profesor. Y yo respondía, pues yo farmacéutico. Mi padre era farmacéutico, siempre me he sentido muy farmacéutico. Y he luchado mucho. A mi modo, pero he luchado mucho por la formación del farmacéutico”.
Las tres promociones que han celebrado los 50 años de colegiación, en imágenes



Entrega de premios y becas
Adicionalmente, durante el acto de celebración en el Palau de la Música Catalana, se llevó a cabo un reconocimiento público a la investigación con el entrega de diplomas que acreditan los trabajos premiados realizados durante 2021 ya los proyectos de investigación a desarrollar durante 2021-2022. La Dra. Maria Rubio-Valera, fue la primera en recoger el premio al mejor artículo publicado en una revista de acceso abierto para “¿Quién sufre la pobreza farmacéutica y cuáles son sus necesidades? Evidencia en Cataluña”, en representación de sus autores/as. Por otra parte, Anna Camps, recogió, en representación de sus autores/as, el Premio al mejor proyecto comunitario para “Puntuación de riesgo genético de gravedad de COVID-19 en pacientes positivos por SARS-CoV-2. Estudio CARGENCORS“.
Por último, el dr. Daniel Sevilla recogió la beca para proyectos relacionados con la atención e investigación farmacéutica por “Impacto de una intervención multidisciplinar basada en la revisión centrada en la persona en pacientes institucionalizados”. La Diada concluyó la jornada a ritmo de música de la mano del Coro Joven del Orfeó Català, dirigido por Pablo Larraz y Oriol Castanyer, y con Paul Perera al piano.
