El pasado 10 de febrero tuvo lugar en formato Webinar la conferencia "Síndrome del intestino irritable" a cargo del Dr. Javier Santos, especialista en neuro-inmunología, miembro del grupo de investigación en Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR y Pilar Casanovas, farmacéutica responsable de Formación de Pileje.
Anna Bach-Faig, vocal deAlimentación y Nutrición del COFB, fue la encargada de moderar la sesión. El tema principal de la sesión fue la síndrome del intestino irritable (SII), una enfermedad microinflamatoria, modelo para elestudio y tratamiento de las alteraciones de la microbiota y de la permeabilidad intestinal. También se abordó el desequilibrio del ecosistema intestinal en la síndrome del intestino irritable con micronutrición y fitoterapia.
El síndrome del intestino irritable: etiología
El dr. Javier Santos se centró, al comienzo de su intervención, en la dieta como una de las causas de la Síndrome del Intestino Irritable. Explicó que existe una relación patogénica entre los factores dietéticos y la SII.
Dentro de la etiología de la SII, también habló de antibióticos. Detalló que los antibióticos influyen directamente en la función del sistema nervioso entérico (SNE) y la movilidad intestinal; inducen neurotoxicidad en el sistema nervioso periférico y alteran la fisiología del cerebro. Además, apuntó que los antibióticos también inducen cambios en el comportamiento e influencian el desarrollo del Sistema Nervioso Central (SNC).

Abordaje terapéutico de los síntomas predominantes de la SII
En cuanto alabordaje terapéutico de la SII y sus síntomas predominantes (diarrea, estreñimiento, dolor e hinchazón), el dr. Santos expuso que existen varios medicamentos indicados en cada caso. Sin embargo, un 38% de los pacientes que padecen SII identifican la comida o los alimentos como los desencadenantes de los síntomas y, por otra parte, los pacientes prefieren una terapia basada en la nutrición.
Así pues, la última parte de su exposición estuvo centrada en los tratamientos relacionados con la microbiota para pacientes con el Síndrome del Intestino Irritable. Por ejemplo: el transplante de microbiota fecal, probióticos, simbióticos, prebióticos o intervenciones en la dieta, entre otros.
Abordaje micronutricional del Síndrome del Intestino Irritable
Por su parte, Pilar Casanovas empezó su intervención haciendo referencia al síntoma principal del Síndrome del Intestino irritable: el dolor abdominal acompañado de cambios en la frecuencia y la consistencia de las deposiciones. También se refirió a los criterios diagnósticos de Roma IV para el Síndrome del Intestino irritable.
Entre otros aspectos, estos criterios implican la presencia del dolor abdominal recurrente, al menos un día a la semana en los últimos tres meses relacionado con dos o más de los siguientes criterios (con la defecación, con un cambio en la frecuencia de las deposiciones o con un cambio en la forma). Las molestias deben haber estado presentes en los últimos tres meses y haber comenzado un mínimo de 6 meses antes del diagnóstico. En un 60% o 80% de los pacientes afectados por la SII, la noción de dolor es fuerte: hipersensibilidad visceral.

Soluciones probióticas individualizadas
La farmacéutica se refirió a las causas de la alteración de la microbiota. Tratamientos con antibióticos, corticoides, etc., patógenos, el estrés o el tipo de alimentación pueden producir un desequilibrio en la microbiota (disbiosis) y acabar derivando en trastornos del tráfico intestinal, distensión abdominal, dolor…
En este sentido, Casanovas se refirió a las soluciones probióticas individualizadas. La farmacéutica definió los probióticos como microorganismos vivos que, cuando son administrados en la cantidad adecuada, ejercen efectos positivos sobre la salud, más allá de los efectos nutricionales tradicionales. Según explicó Casanovas, algunos de los criterios que se tienen en cuenta a la hora de seleccionar las cepas son la seguridadty la gastroresistencia.
Otro de los complementos micronutricionales al que se refirió Casanovas es el magnesio. Según explicó, éste puede ser apropiado en situaciones deestrés, nerviosismo, insomnio y fatiga. También es aconsejable en medicamentos que sugieren situaciones de déficit de magnesio como ansiolíticos, antidepresivos, hipnóticos, etc. Y también en medicamentos que pueden inducir un déficit en magnesio (diuréticos, laxantes, tratamientos hormonales, vitamina D en fuertes dosis…).
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