Artículo de Joan Calduch i Porta, tesorero del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona y miembro del Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Catalunya.
“El reto de la digitalización integral en nuestra actividad es muy grande y sólo puede abordarse de una manera eficaz si la aproximación, inversión, despliegue y mantenimiento se afrontan de forma colectiva.”
En un listado empresarial reciente, observé que las cinco mayores empresas no financieras del mundo por capitalización tenían un denominador común: gestionaban datos de terceros y de forma masiva. ¿Os suenan Apple, Alphabet (Google), Microsoft, Amazon, o Facebook? Probablemente están infiltradas ya en los dispositivos móviles. Curiosamente nada las relaciona con los puestos de mando de la economía que se debatían durante gran parte del siglo XX.
Nuevo paradigma
Estamos, pues, frente a un nuevo paradigma donde la digitalización de toda actividad avanza y avanzará en un proceso constante de mejora de valor. Nadie podrá tildarme de visionario.
Ante esta realidad presente y futura, los farmacéuticos debemos analizar nuestra propuesta de valor y ver cómo la podemos potenciar en un mundo digital. Adaptarnos abre las puertas a potentes palancas de crecimiento profesional. Por tanto, es necesario que hagamos nuevos esfuerzos para que la profesión se adapte de forma plena y valiosa.
Los farmacéuticos asistenciales del futuro también serán digitales
Actualmente, los modelos digitales de registro de datos implantados en nuestra actividad profesional son limitados. Se han centrado en una dispensación digitalizada en busca de un óptimo proceso de acceso a la medicación, dispensación facturación, a través de la red de la receta. Podríamos decir que, hasta ahora, hemos dedicado esfuerzos y recursos al optimizar la trastienda (el back office). Debemos felicitar y agradecer a todos aquellos que han dedicado esfuerzos a alcanzar este objetivo, ya que disponemos de una infraestructura tecnológica colectiva y de país, potente, estable y segura que nos permite plantear nuevas etapas de desarrollo profesional. Sin este paso previo, bien dado en el caso de Catalunya, lo que ahora estamos planteando sería imposible.
Por suerte, la inquietud está presente entre los profesionales y algunas actuaciones ya se están digitalizando a través de la estructura colegial. Son un buen ejemplo de ello Programa de Prevención y Detección Precoz del Cáncer de Colon y Recto, el Programa de Mantenimiento con Metadona, la actividad de la red de farmacias centinela o campañas recientes como las de la detección precoz del cáncer de piel o diabetes. Los resultados son muy positivos. Pero aún lo serán más cuando resuelvamos el reto de trabajar en una base de datos relacional y única donde trasladar todas las actuaciones profesionales y donde el paciente pueda acceder también a toda la información relacionada con su salud.

El reto de la digitalización integral en nuestra actividad es muy grande y sólo puede abordarse de forma eficaz si la aproximación, inversión, despliegue y mantenimiento se afrontan de forma colectiva. Los farmacéuticos, de forma aislada, poco podremos aportar en el entorno digital lleno de costosos y pesados requisitos técnicos y legales.
Es muy deseable que, tanto las instituciones colegiales, como aquellas con voluntad real de impulsar la actuación profesional farmacéutica y por tanto nuestro sistema de salud, nos coordinamos, cooperamos y encontramos soluciones a la transferencia de conocimiento entre nosotros, dado que el proyecto es muy ambicioso y requerirá cuantiosos recursos y consenso. La gestión sinérgica, aunque compleja, es necesaria y debe ser bienvenida por todos.
El reto de digitalizar el mostrador de la farmacia
También debemos ser conscientes de que la humanidad es novela gestionando datos de los propios humanos de forma masiva. Es necesario un decálogo profesional que defina el planteamiento de los farmacéuticos en el entorno de los datos de una forma clara y pública, más allá de las exigencias legales al respecto. Un decálogo que sitúe a la persona en el centro de los beneficios obtenidos y en el farmacéutico en uno de los profesionales sanitarios de referencia.
En un futuro inmediato, el Colegio, conjuntamente con el Consell, asumen el reto de digitalizar “el mostrador”, que se traduce en trabajar para un registro de datos de la actuación profesional que nos permita seguir avanzando en los servicios que ofrecemos y podemos ofrecer a los pacientes y al sistema de salud.
La decisión de trabajar en esta línea es firme y, si perseveramos, alcanzaremos grandes metas para la profesión y para el país.