
Con la primavera ya instaurada y la eminente llegada de los meses más calurosos, es normal que la preocupación por conseguir una buena silueta se convierta en una de las inquietudes más persistentes. Sin embargo, perder aquellos kilos de más que se han ido escondiendo durante el invierno, no puede reducirse sólo a simples cuestiones estéticas.
Un peso excesivo puede afectar de manera significativa a la salud ya la esperanza de vida de quien lo sufra y, en consecuencia, tender a poder desencadenar posibles enfermedades asociadas a este problema, como las cardiovasculares, la diabetes de tipo 2, determinados cánceres, trastornos respiratorios y alteraciones auriculares, entre otros. En caso de que se sobrepase el índice de masa corporal, es decir, se presente una excesiva acumulación de grasa, se estaría hablando de un caso de obesidad. Normalmente, esta patología se da como consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético, sin embargo, no debe olvidarse, que también pueden influir otras causas como los factores genéticos, los hormonales o los farmacológicos.
Esta operación sirve para conocer el grado de obesidad, en caso de que así sea, de cada uno, y se obtiene dividiendo el peso (kg) entre el cuadrado de la talla (metros):
- IMC = peso (Kg) / talla (m2)
- Peso normal: IMC de 18,5 a 24,9
- Sobrepeso: IMC de 25 a 29,9
- Obesidad: IMC igual o superior a 30
Por ejemplo: una persona que pesa 75 kg y mida 1,65 de altura tendrá un IMC de 27,6. Por tanto, en teoría, presentará sobrepeso.
Por mucho que la pérdida de peso sea posible a partir de diferentes cambios de hábitos diarios, es necesario puntualizar que el mejor tratamiento en contra de la obesidad es la prevención de esta, es decir, no permitirse engordar. Por eso, la educación a los más jóvenes puede llegar a ser fundamental, donde se promuevan los hábitos alimenticios más adecuados y la práctica de ejercicio físico constante.
Sin embargo, el tratamiento diatético no puede considerarse como un tratamiento puntual. Esta práctica debe entenderse como un cambio de hábitos de por vida, ya que, abandonarla, puede implicar que, con el tiempo, se recuperen los kilos que se habían logrado perder. Por tanto, teniendo en cuenta que, como diría la frase hecha, “es mejor prevenir que curar”, hay que ir con mucho cuidado una vez se tome la decisión de empezar a adelgazar.
- Evite las dietas muy restrictivas y las que prometen pérdidas rápidas. Adelgazar poco a poco pero bueno.
- No se salte ninguna comida.
- Tan importante es la pérdida de peso como el mantenimiento (perder kilos y recuperarlos, lo que se llama efecto yo-yo, no es beneficioso para la salud). Reducir muchos kilos en poco tiempo no es aconsejable, puesto que implica una pérdida de masa muscular que favorece que después se gane peso.
- La pérdida y el control del peso implican una modificación del estilo de vida.
- Olvídese de las dietas de moda que circulan a su alrededor, la dieta de la alcachofa, de la sopa, del ajo, de las artistas, de los astronautas, de los mil y un disparates, y recuerde…: consulte siempre a un profesional.
Fuente y más información: Dietas para perder peso, vía Farmaceuticonline
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