Como cada año, la primavera llega acompañada de la alergia, una reacción inmunológica específica del organismo hacia una sustancia normalmente inofensiva. Hay relacionadas con el clima, la situación geográfica o las condiciones higiénicas; y de diferentes tipos: rinitis alérgica, urticaria, eczemas, etc. Suelen provocarlas factores como el polen, las partículas del polvo, las esporas de las flores o de los hongos, determinados alimentos, la goma de látex, el veneno de los insectos o, incluso, los medicamentos.
No todo el mundo sufre alergias. Por lo general, las tenemos cuando nos exponemos a las sustancias que generan la alergia (alérgenos) en un momento en que las defensas del cuerpo están bajas. Y, en ocasiones, el sistema inmunológico reacciona ante una falsa alarma.
Cuando una persona alérgica entra en contacto con el alérgeno por primera vez, su sistema inmunológico trata a este elemento como invasor y se moviliza para combatirlo. Las personas que no son alérgicas, en cambio, expulsan a las partículas extrañas cuando están en el cuello, tragándose la mucosa nasal o tosiéndola.
La rinitis alérgica, la más común
La rinitis alérgica es una de las enfermedades alérgicas más comunes; de hecho, la OMS la considera una de las seis enfermedades que más frecuentemente afectan a la población. Se trata de la reacción alérgica de las membranas de la mucosa nasal cuando entran en contacto con una o más sustancias alérgenas. Hay dos tipos, las estacionales (personas sensibles a los pólenes de las plantas ya las esporas de hongos y mohos) y las crónicas (causadas por los ácaros, pelos y células de descamación de los animales domésticos, y esporas de hongos).
Los principales síntomas de la rinitis alérgica son los estornudos, la secreción nasal acuosa, la congestión nasal, el picor en los ojos y lagrimeo, y el picor en la nariz y en la garganta.
Los ácaros son microorganismos de la familia de los arácnidos que viven en los colchones, almohadas o en el mosaico de las casas. Se alimentan de escamas o células muertas que desprende nuestra piel. Lo que causa la alergia son sus heces.
Los hongos son plantas microscópicas que crecen en lugares húmedos. Están en el polvo que se acumula en los objetos que han estado mucho tiempo ordenados o cerrados. Pueden aparecer como pequeños puntos blancos, verdes o negros en los alimentos. Esta sustancia genera miles de esporas que contaminan el aire y al inhalarlas producen la alergia.
Prevención, detección y tratamiento
El método más común para detectar una alergia son los test cutáneos, que miden la respuesta de la persona a un alérgeno de prueba que se inyecta por vía intradérmica.
Es muy difícil prevenir las alergias, aunque hay algunas recomendaciones, como evitar los alérgenos, evitar estar demasiado rato al aire libre en épocas de polinización, o evitar alfombras, almohadas de plumas y mantas de lana.
Sin embargo, las alergias no cuidan, aunque se pueden controlar sus síntomas con tratamientos. En este sentido, eel papel del farmacéutico es muy importante a la hora de resolver consultas de los afectados.
Para más información consulta el web de salud del COFB.
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