Las enfermedades respiratorias representan en torno al 6% del gasto sanitario y más de la mitad de éste es atribuible a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Se calcula que el 9,1% de la población entre 40 y 80 años sufre esta enfermedad y uno de cada cinco contactos hospitalarios por patología respiratoria en Cataluña es por EPOC. En el tratamiento de esta enfermedad la vía inhalada es la elección, pero los sistemas de inhalación sólo son efectivos si se utilizan correctamente. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que no todos son apropiados por todos los pacientes porque en la selección del dispositivo deben considerarse las comorbilidades, la polimedicación, la habilidad, el estado cognitivo, la aptitud y las preferencias del paciente y /o cuidadores (enfermos con deterioro cognitivo).

La adherencia y el cumplimiento terapéutico del tratamiento pueden verse favorecidos por la simplificación del tratamiento y del sistema de inhalación. La educación y la instrucción en los pacientes son factores clave para obtener los efectos óptimos. Los profesionales de la salud deben conocer los diferentes tratamientos y dispositivos disponibles y es por este motivo que se organizó el curso “Incumplimiento terapéutico del paciente con EPOC: ¿qué hacemos mal?”, que acogió el COFB el 8 de octubre , en la que se quiso dar una visión global del estado actual del tratamiento y manejo del paciente con EPOC, incidiendo sobre todo en la terapia inhalatoria.
Joan Juvanteny, médico de familia y de atención comunitaria, director EAP Via Barcino (ICS) y miembro del grupo de enfermedades del aparato respiratorio de la CAMFiC, describió el abordaje farmacológico de esta patología, explicando cuál es la estrategia actual a la hora de seleccionar los tratamientos según las características del paciente y el grado de evolución de la enfermedad. Sin embargo, dejó patente que una vez seleccionado el fármaco o fármacos también es importante tener en cuenta el dispositivo inhalatorio.
En este aspecto Jordi Giner, enfermero del Departamento de Neumología del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, mostró que no sólo es el paciente el que puede tener problemas al saber cómo utilizar este dispositivo sino que hay estudios que han observado una desconocimiento importante para parte de los profesionales sanitarios (farmacéuticos, médicos y enfermeras) de cómo son y cómo se utilizan estos dispositivos.
Finalmente Esther Amado, farmacéutica de atención primaria, referente del Área del Medicamento y Servicio de Farmacia del Ámbito de Atención Primaria Barcelona Ciutat (Institut Català de la Salut) y Mercè Barau, vocal del Colegio, farmacéutica comunitaria y responsable del grupo de trabajo de atención farmacéutica del COFB y una de las coordinadoras de la formación, explicaron cómo los farmacéuticos pueden contribuir en el correcto seguimiento y manejo de estos pacientes.
En el caso de la atención primaria, el farmacéutico ayuda a dar a conocer que nos dice la evidencia científica sobre el tratamiento de la EPOC, y cómo trasladar a la práctica clínica diaria estos conocimientos con criterios de calidad y seguridad. Por lo que respecta a la farmacia comunitaria, el farmacéutico contribuye en la detección de problemas en el manejo de la medicación por parte del paciente y participa en programas de salud que contribuyen en la mejora del manejo del paciente con EPOC, como por ejemplo en la deshabituación tabáquica o en programas de cribado.

- Se echa de menos una comunicación y una relación más cercana entre los profesionales de atención primaria y la farmacia comunitaria.
- Por eso faltan todavía desarrollar circuitos de coordinación y canales de comunicación establecidos entre oficina de farmacia y atención primaria.
- Es necesario aplicar criterios de calidad en el seguimiento y evaluación de la actividad asistencial de la oficina de farmacia y también potenciar más su aplicación en los demás colectivos para incentivar la formación y mejorar las competencias profesionales.
- En definitiva, es fundamental la acreditación y la evaluación de las competencias profesionales de cada colectivo (farmacéutico, médico y enfermero) porque los profesionales bien formados y cualificados son los que pueden ayudar mejor a los pacientes en el manejo de sus patologías y tratamientos.
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