Los piojos son unos insectos que viven exclusivamente en el ser humano y afectan especialmente a los niños, puesto que tienen un contacto más directo entre ellos que facilita el contagio. Hay tres tipos diferentes, según el lugar en el que viven: los de la cabeza, los del cuerpo y los del pubis. Los más comunes son los del cabello, que tienen entre 2 y 4 mm de longitud, son de color grisáceo y se alimentan de la sangre que chupan de la piel. El principal problema es que los piojos se reproducen de forma muy rápida: cada hembra pone de unos cien a trescientos huevos, y sólo se necesitan entre 7 y 10 días para que se incuben y se desarrolle la larva.
La forma de transmisión más corriente es el contagio directo, ya sea por el contacto entre personas o por el uso de cepillos, peines e, incluso, bufandas. La edad más corriente de contagio es entre 4 y 6 años.
En la escuela, es importante que todos los alumnos contagiados sean tratados simultáneamente, así como los familiares u otras personas que se hayan contagiado. Es recomendable que una persona que tenga piojos no asista a la escuela hasta que comience el tratamiento. Por otra parte, los niños que no se hayan contagiado no deben tratarse, basta con que sigan las siguientes medidas de prevención.
– Revisar la cabeza de los niños, sobre todo detrás de las orejas, en la nuca y en el flequillo.
– Lavarles el cabello con frecuencia; mínimo, dos o tres veces por semana.
– Peinar el cabello y limpiar los peines y cepillos después de hacerlo. Además, es recomendable no compartir los utensilios de aseo personal.
En caso de contagio, consulta al farmacéutico para que te pueda recomendar las pautas a seguir.
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