Cuando un niño comienza a rascarse insistentemente la cabeza, saltan todas las alarmas para los padres, que enseguida piensan en los piojos. Si se inspecciona el cuero cabelludo buscándolos, a pesar del pequeño tamaño de los piojos (2-4mm), es fácil encontrarlos.
La infestación producida por piojos recibe el nombre de pediculosis. El síntoma principal de la pediculosis producida por el piojo de la cabeza es el picor del cuero cabelludo. En algunos casos puede afectar también a cejas, pestañas y barba.
La forma de transmisión más corriente de los piojos es el contagio directo. Además del contacto persona-persona, el uso de cepillos, peines, gorras y bufandas también es una vía de transmisión.
La pediculosis es corriente en escolares y nada tiene que ver con la falta de higiene. El tratamiento necesita tiempo y perseverancia.
La infestación es muy normal entre los niños, preferentemente entre los 4 y los 6 años, y con menor incidencia entre niños de edad comprendida entre los 6 y los 10 años. Los adultos no son propensos, actualmente, en la infestación.
Los piojos pasan muy fácilmente de uno hacia otro, por tanto, es necesario mantener medidas higiénicas adecuadas para prevenirlos:
- Revisar la cabeza de los niños, sobre todo detrás de las orejas, en la nuca y en el flequillo.
- Lavar con frecuencia el pelo: dos o tres veces por semana.
- Peinarlos diariamente el pelo. Limpiar las peines y los cepillos a menudo.
- Evitar compartir los útiles de aseo personal.
Así que se tiene constancia de la infestación, es necesario consultar el farmacéutico y seguir unas pautas de actuación para prevenir el contagio a otras personas.
- Es necesario comunicarlo a las personas que conviven con el infestado o tienen contacto con él. Es necesario pues comunicarlo a la escuela.
- Se deben desinfectar la ropa y las sábanas, peines y cepillos, juguetes y alfombras y tapizados.
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